De 60 millones de golfistas, ¿Cuántos están en riesgo de desarrollar herpes zóster?

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Fecha de Publicación:     14 de Octubre de 2025

El golf exige concentración, movilidad, fuerza y resistencia. Por eso, el estado de salud general del jugador es clave para su rendimiento, de acuerdo a Confort Vision y The R&A. A nivel mundial, se estima que aproximadamente 60 millones de personas practican golf. Este deporte, aunque es accesible para personas de todas las edades y géneros, su edad promedio a nivel global se concentra casi en los 50 años, según el blog Golf PGA Championship.

Aunque el golf se considera un deporte de bajo impacto, exige precisión, equilibrio y estabilidad muscular, por lo que mantener una buena condición física es clave para evitar lesiones. De acuerdo al Baptist Halth South Florida, las más comunes están asociadas a los movimientos repetitivos y asimétricos del swing, como el dolor lumbar, la tendinitis en el hombro y el “codo de golfista”. Estas pueden prevenirse con calentamiento, fortalecimiento muscular, buena postura y una técnica adecuada.

Además de las lesiones asociadas al movimiento y la técnica, hay otras condiciones de salud menos visibles entre esta comunidad de deportistas, pero que también merecen atención, ya que pueden impactar directamente en la salud y el desempeño del golfista. Entre ellas se encuentra el herpes zóster o culebrilla, una enfermedad inmunoprevenible que puede afectar la calidad de vida de las personas que lo padecen debido al intenso dolor que provoca. El virus que lo causa es el mismo que causa la varicela en la niñez, y tras la infección inicial, permanece en estado latente o dormido en el sistema nervioso y puede reactivarse años después en forma de herpes zóster, dice el Consejo de Enfermería de la Comunidad de Valencia en uno de sus artículos.

¿A qué se debe su reactivación?

A partir de los 50 años, el sistema inmunológico comienza a debilitarse, lo que aumenta el riesgo de su aparición. “Se estima que el 99 % de los adultos de 50 años o más ya tienen el virus del herpes zóster en su interior y están en riesgo de desarrollarlo, de acuerdo al Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos. En el caso de los golfistas, cuando aparece, puede generar un gran impacto, ya que limita las capacidades físicas necesarias para jugar”, menciona el doctor Víctor Saravia, gerente médico senior para vacunas en GSK.

Además de la edad, existen otros factores de riesgo que pueden incrementar la probabilidad de reactivación del virus, como ciertas condiciones que debilitan el sistema inmune, incluyendo la diabetes, cáncer, VIH y el estrés crónico.

¿Cómo puede afectar el herpes zóster a quienes practican golf?

El herpes zóster no solo es doloroso, también puede llegar a ser incapacitante. Entre los síntomas se destacan el dolor punzante, hormigueo, entumecimiento, fiebre y cansancio. Estas manifestaciones, aunque pueden parecer transitorias, afectan funciones físicas clave como el movimiento, la concentración y la tolerancia al esfuerzo, dificultando tareas esenciales en el campo de juego, como el agarre del palo o el equilibrio en el swing, se lee en el portal Swing Talks.

Esta enfermedad, en muchos casos, puede presentar complicaciones graves, siendo la más común la neuralgia postherpética: un dolor crónico y debilitante que ha sido comparado con el dolor de un parto o del cáncer.1 Este dolor puede persistir durante meses o incluso años, impactando directamente la calidad de vida. Se estima que el 20 % de las personas que padecen la enfermedad pueden desarrollarla.2

El herpes zóster también puede ser grave cuando afecta áreas sensibles como los ojos o los oídos. En caso del herpes zóster oftálmico, que ocurre en aproximadamente el 10 % al 20 % de los casos, puede causar brotes en los párpados, daño en la córnea, retina o el nervio óptico, con consecuencias como el deterioro visual o incluso ceguera.3 Esto afecta directamente la precisión visual y la percepción espacial, fundamentales para calcular distancias y dirección en el golf.

Por otro lado, el herpes zóster ótico o síndrome de Ramsay Hunt compromete el nervio facial cerca del oído, provocando erupciones dolorosas, parálisis facial y pérdida de audición, lo que reduce el rendimiento físico y la coordinación motora.

Prevenirlo y tratarlo es tan importante como estirar antes de jugar.

Así como el calentamiento y la hidratación son parte esencial de la rutina antes de un torneo o una jornada de práctica, la prevención y tratamiento oportuno del herpes zóster también debería formar parte del cuidado personal.

Una alimentación equilibrada, la actividad física regular y un descanso adecuado son pilares fundamentales para mantener un sistema inmune fuerte, como dice en WebMD. En el caso de los golfistas, el ejercicio es una herramienta accesible para cuidar su salud en general. A esto se deben sumar chequeos médicos periódicos, clave para identificar posibles riesgos a tiempo. Sin embargo, la vacunación sigue siendo la medida más efectiva para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad, permitiendo conservar la vitalidad y el rendimiento, tanto dentro como fuera del campo.

“A menudo se piensa que las vacunas son solo para niños, pero la inmunización en la adultez es clave para prevenir enfermedades. En el caso de los golfistas, prevenir y tratar oportunamente enfermedades que afecten significativamente su calidad de vida como el herpes zóster es fundamental para seguir disfrutando de este deporte sin interrupciones”, finaliza el especialista.

Como golfista, saber cuidar tu cuerpo es clave para mantenerse en el juego. Visita www.mevacunopor.com y habla con tu médico, no solo para resolver dudas, sino para tomar decisiones informadas que te ayuden a seguir disfrutando del golf con salud, energía y confianza. Personas como tú ya tomaron medidas.

Fecha de Elaboración: Julio 2025. Este es un material de concientización de enfermedad desarrollado por GlaxoSmithKline Colombia S.A. Ante cualquier duda, siempre consulte a su médico.

Referencias:

1  Disponible en: K. J y Surgical, «Clinics of North America;,» [En línea]. Available: 1999;79;231-252.

2 Disponible en: S. A, «American Family Physician;,» [En línea]. Available: 2017;96;656-663.

3 Disponible en: Liesegang TJ, «Ophthalmology,» [En línea]. Available: 2008;115:S3-S12 .





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