Se acerca la edición número 151 de The Open, el más tradicional de los ‘majors’, que este año transformará la faz de Royal Liverpool… al menos por un día.

En 19 días, los mejores jugadores del mundo comenzarán a jugar por el hoyo 17 de los socios del club, y terminarán por el que normalmente oficia como número 16, un interesante par-5 que tendrá viento a favor, lo que promete grandes emociones.

La idea no es nueva, recuerda Golf Monthy. Ya se había considerado en los años 60, pero se descartó.

"Conseguir un hoyo final fuerte con suficiente espacio para las gradas era nuestra prioridad, el hoyo 18 y el 72. El hoyo 1 es un hoyo muy fuerte. Y creo que, en general, hemos hecho exactamente lo correcto. Después de que tomamos la decisión encontré la documentación, supimos que se consideró en 1967, pero decidieron no hacerlo entonces, no sé por qué”, dijo el ex director ejecutivo de la R&A, Peter Dawson, en una entrevista recuperada por el medio citado.

Así, el nuevo hoyo 17 será un par tres en subida, rodeado por trampas de arena, que pondrá a pensar a los jugadores a pocas yardas del final, y el 18 podría sorprenderlos, así lo describe John Heggarty, profesional del club, para el sitio oficial del torneo:

“El dieciocho tiene un ‘tee’ nuevo, hemos cambiado la orientación del límite del campo, acercándolo 20 yardas desde el lado derecho […] El golpe de salida ahora está paralelo al ‘out’, lo que le da una mejor perspectiva, pero el hecho de que se haya adentrado 20 yardas significa que el ‘fairway’ es más estrecho. Los búnkeres desde el ‘tee’ son un no-no en ese hoyo, porque literalmente solo puedes salir de ahí y luego te queda un tercer golpe muy largo. De nuevo, los jugadores en Open anteriores han podido pegar hierros largos allí y simplemente perseguir la pelota. Por lo tanto, esta nueva configuración favorecería un juego agresivo desde el ‘tee’. Pero dadas las circunstancias, en un hoyo 18, un hoyo 72, un juego agresivo no siempre funcionan de la mano”.