El 6 de febrero de 1971, un sábado, el astronauta Alan Shepard llegó a la luna, comandando el Apolo 14, la octava misión tripulada del programa de los Estados Unidos, la tercera que aterrizó en la superficie lunar… y la primera en llevar un equipo de golf. Quizás cuando Sheppard clavó la bandera estadounidense en las tierras altas lunares y notó el silencio, se sintió en un ‘green’, y fue entonces cuando sacó de su traje un par de pequeñas pelotas “que resultan familiares para millones de americanos” y un hierro 6, que había escondido en la nave espacial. “El engorroso traje espacial no le permitía agarrar el palo con ambas manos, así que lo balanceó solo con la mano derecha. Hizo cuatro ‘swings’, golpeando principalmente polvo lunar con los dos primeros swings, ‘una caña’ con el tercero, dijo, y en el cuarto swing atrapó la pelota al ras”, relató Golf Digest en una antigua crónica. “Millas y millas y millas”, dijo Shepard a la audiencia televisiva. Con el tiempo, la idea de Shepard fue aceptada como “un experimento para demostrar la diferencia gravitacional entre la tierra y la luna”, según la historiadora de la USGA Victoria Nenno, citada por el medio especializado. De hecho, la bola de Shepard se sostuvo por más de 30 segundos en el aire. Tres años después, el astronauta donó el hierro 6 a la USGA y permanece en el Museo del Golf en Liberty Corner (Nueva Jersey, Estados Unidos). |