España recibió en 2023 a dos importantes torneos de golf femenino, la Solheim Cup en Finca Cortesín y el Open de España en Real Club de Golf Las Brisas, y en el núcleo de la operación una colombiana fue protagonista, Daniela Rugeles.

La bogotana atendió a Abierto de Golf desde suelo español para contarnos su experiencia, luego de varios años de engrosar su ‘curriculum vitae’ con sus estudios, en administración de negocios y emprendimiento en Wichita State University (Estados Unidos), becada por golf, y una maestría en administración de proyectos en la EAE Business School (España).

¿Cuáles fueron tus labores en la Solheim Cup?

“Allí estaba encargada de la infraestructura del torneo… carpas, gradas, todo lo que ponemos en el campo: ‘hospitality’, baños, casetas, etc. También hice manejo de proveedores, de tiempos, sobre todo, porque el campo seguía funcionando hasta 15 días antes del torneo.

La Solheim salió muy bien, un torneo excelente. Ganó Europa, lo que fue aún mejor. Además, que Carlota Ziganda haya sido la que ganó el ‘match’ para la victoria, fue muy chévere trabajar ahí”.

Luego llegó el Open de España, ¿qué tal esa preparación?

“Luego tuvimos el Open de España femenino, se jugó en el Real Club de Las Brisas, en Marbella (Andalucía). Este fue un torneo más pequeño comparado a la Solheim, que tuvo más de 80.000 entradas vendidas. Fue el último torneo del Tour europeo del año, con mucha importancia al ser el Abierto de España”.

Bueno ¿Y el golf tuyo?

“Acá he jugado muy poco. Me traje los palos en enero que fui a Colombia de vacaciones, pero no he podido jugar mucho, quizás solo 10 rondas en todo el año. Jugué el campo de la Solheim dos veces, pero no me da mucho tiempo de jugar. La idea es organizarme más, jugar más, practicar. Sí sigo el golf muy de cerca, me encanta todo lo relacionado con golf y el hecho de que sea femenino también ayuda mucho, porque da la importancia que muchas veces se pierde”.

Finalmente, ¿Con qué te quedas de tu trabajo actual en el golf?

“Lo que más disfruto es el proceso del montaje, eso es muy bonito porque es cómo se transforma todo desde cero, desde que no hay nada, hasta que ya hay una grada para 1.300 personas en un barranco que, quizás, te preguntas cómo es posible, pero lo es. Para estos proyectos la empresa lleva poco más de tres años trabajando y es muy gratificante ver el producto final”.

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