Las restricciones contra circuitos paralelos, desde el PGA Tour, se intensificaron pues a partir de la temporada 2022/23 el circuito estadounidense adoptó una dura medida para jugadores que no son miembros suyos.

Mientras las posibilidades para los profesionales son aún más escasas y cuesta cada vez más llegar a una gira que les permita ser económicamente solventes, decisiones como estas parecen complicarlo aún más.

Ya se conocían sanciones a jugadores miembros del PGA Tour de este estilo, pero con esta nueva medida incluso los golfistas aficionados que encuentren otros caminos, como LIV Golf, también se verían afectados.

"Cualquier jugador que haya participado de un torneo no autorizado no es elegible para competir en ningún evento sancionado por el PGA Tour por un periodo de un año", de acuerdo al reglamento, lo que incluiría también torneos y 'qualys' del PGA Tour Latinoamérica, PGA Tour Canada y Korn Ferry Tour. 

De acuerdo a Golf Channel, el caso del español David Puig es uno de los más recientes así como el de Eugenio Chacarra, quien ya ganó su primer evento en LIV el año pasado. Los dos ahora son profesionales.

Alex Miceli, periodista, escribió en Sports Illustrated: "La idea de que el Tour tenga control sobre sus miembros es entendible pues esos jugadores aceptaron las condiciones. Pero los no miembros no han aceptado nada de eso para poder jugar 'Q-School' o recibir una exención de patrocinador para un torneo".

Y además citó las palabras de Chacarra, quien compite esta semana en el Saudi International: "Yo solo juego golf, trato de mejorar y probarme con los mejores del mundo. Eso es todo lo que puedo controlar y si me quieren sancionar por un año, es cuestión de ellos. No he hecho nada mal, solo decidí empezar mi carrera acá para mejorar jugando con los mejores semana a semana, luego veré a dónde me lleva la vida".