En Hawái se sienten conatos de inconformismo en el PGA Tour. A partir de enero, el circuito entrega a los jugadores los libros de yardaje que son permitidos para el uso durante los torneos, restringiendo los antiguos. Por supuesto ya hay voces de protesta.

"Debo adaptarme", dijo Bryson DeChambeau a regañadientes. “No puedo decir mucho más al respecto, aparte de que es un poco decepcionante porque creo que ahora hay mucha más tracción alrededor del hoyo y la gente está parada alrededor del hoyo. Si eso tiene un efecto, no lo sé”, continuó. 

Y en efecto, el estadounidense redujo bastante su efectividad en el 'green' en el reciente Sentry Tournament of Champions, quedando 18 entre los 38 participantes en este ítem. "Se obtuvieron scores muy bajos la semana pasada, por lo que obviamente hay personas que lo hacen muy bien sin eso (libros de yardaje), y tengo que adaptarme", concluyó. 

Pero no fue el único en pronunciarse. Kevin Kisner también alertó sobre posibles trampas a la medida: "Creo que varios utilizarán la regla para hacer trampa. Obviamente si me paro en el green y veo a otros jugadores mirando el libro, creo que deberíamos conversarlo". 

Es una posibilidad, que algunos jugadores intenten "camuflar" sus viejos libros de yardaje con los nuevos, tal y como lo presagió Shannon Wallis, veterano 'caddie' del circuito: "La gente traerá libros antiguos, así que deben intentar no hacer trampa".

Esta nueva medida del PGA Tour también altera la normalidad de los 'caddies', como es el caso de Paul Tesori: "Antes podía llegar el martes y tener la vida de un jugador, pero ahora le dije a mi esposa que deberé llegar los lunes a cada campeonato y así obtener mayor información. Debo tener más tiempo en cancha antes de los torneos". 

El circuito anunció que aplicará golpes de penalización a aquellos jugadores que sean sorprendidos utilizando libros de yardaje que no sean los entregados por la organización.